Con una cifra próxima a los 1400 millones de habitantes, China es mucho más que un país superpoblado; es un referente en diversos y variados ámbitos de la revolución digital.
Si tenemos en cuenta que el uso de Internet en China es de más del 50%, (unos 1000 millones de Internautas en 2018, más del triple de los habitantes de EEUU) , no resulta raro entender por qué China supone más del 50% del ecommerce minorista mundial.
Y es que ciudades como Shangai, con 24 millones de habitantes (frente a los 3 de Madrid o a los 8 de Londres o NY), nada es pagado en efectivo o con tarjeta de crédito. Un 90% de los pagos están relacionados con dispositivos móviles y controlados por los dos grandes digitales; Alibaba (Alipay) y Tencent (WeChat; un Whatsapp, pero con muchísimas más funcionalidades).
¿Qué significa ésto? Que puede ser que algún Occidental se sienta extrañado si va paseando por la calle y ve a un mendigo pidiendo limosna sin el típico sombrero o cesta (ya que las donaciones se pueden recibir con el móvil, según la última iniciativa de los gigantes tecnológicos), o si presencia un concierto de artistas callejeros donde los jóvenes hacen su aportación escaneando los códigos QR que se pasan entre la multitud para seleccionar una merecida propina [3].
(Fuente: Xataka)
¿Qué ganan los gigantes digitales? La comisión por transacción podría ser un simple revenue anecdótico teniendo en cuenta la información que esa privilegiada posición les ofrece. Que no se extrañe el padre de familia que, habiendo comprado dos zapatos de diferentes tallas en un año en su tienda offline / tradicional de conveniencia, empiece a recibir publicidad personalizada de ecommerce de calzado infantil online y ofertas premium de jugueterías destinadas para familias con más de uno hijo en edad de crecimiento.
Viendo las cifras de la evolución económica China en los últimos años y su nivel de digitalización, no es de extrañar que entidades como El Corte Inglés hayan incorporado recientemente Alipay como método de pago en sus establecimientos o que en los principales centros de lujo de marcas europeos, como Rinascente en Roma, usen éste método como reclamo de marketing para sus usuarios chinos, un target a la alza en el mercado del lujo.
(Fuente: propia).
Zhongguancun es uno de los máximos competidores de Silicon Valley en la actualidad, zona de referencia tecnológica que precisamente no está pasando por sus mejores momentos.
Y es que en China casi todo evoluciona tan rápido que nada deja de ser sorprendente. En un país con una evolución tan drástica en la últimas décadas que no ha dado tiempo a popularizar métodos de pago como las tarjetas de crédito o a preocuparse por nimiedades como los límites de la privacidad ni mucho menos la protección de datos, proyectos como «Sharp Eyes» o «Xueliang» suponen un Gran Hermano Digital en los que la estrella principal son las más avanzadas tecnologías de reconocimiento facial.
Dejando a un lado los debates éticos o la inquietud que puede generar pensar que un episodio de Black Mirror o la más famosa distópica novela de George Orwell sean en unos años tan predictivos como Julio Verne o Zemeckis en regreso al futuro, qué duda cabe que no es descabellado afirmar que ésta revolución digital sin precedentes es altamente sorprendente y, (aún) , altamente desconocida en los países de Occidente.
El Sistema de Crédito Oficial es una iniciativa presentada por China el año pasado (2017), mediante la cual se establecerá un registro de valoración de los ciudadanos en aspectos tan dispares como su situación financiera, el tiempo que pasan jugando a los videojuegos ( lo cual podría significar una personalidad ludopática o demasiado ociosa), o si se suelen colar en el metro. Algunos trenes de alta velocidad ya anuncian en su megafonía el uso de éste método para alentar a la población en el buen uso de sus instalaciones y, mientras que ahora está abierta para algunos valientes voluntarios, es 2020 será de obligatoria implantación en toda la sociedad. Éste experimento social de carnets cívicos podría suponer que una persona deje de poder acceder a un avión por ser considerado un mal ciudadano.
En Amazon, la primera venta de un coche se hizo en 2017 y fue noticia . En las plataformas de Alibaba en 2016 (Tahobao, Tmall), ya fueron vendidos 100,000 coches en un único día (el día de los Solteros, Black Friday por excelencia del gigante asiático). De hecho, una máquina expendedora de coches (con forma de gatito), fruto de la alianza entre Ford y el Grupo Alibaba, permite a cualquier ciudadano de Guangzou disponer de un coche en 10 minutos, comprándolo a crédito bajo una decisión tomada por un algoritmo en función de sus datos y sin ninguna intervención humana de por medio .
¿Jugamos a imaginarnos el futuro? (…)
No.. cierto.
Ya está aquí.